1.
Preembrionario 0-2 semana
Abarca el transporte del
preembrión por la trompa de Falopio (mientras van dividiéndose sus células
llegando al estadio de mórula), la implantación en el útero (ya en fase de
blastocisto) y la fase posimplantatoria inmediata. Este período preembrionario
ocurre antes de la primera falta menstrual y, por lo tanto, antes de que la
mujer sepa que está embarazada. Si algo anda mal durante estos días, como por
ejemplo que la madre tenga una infección, la respuesta sigue la ley del «todo o
nada»: o se produce un aborto espontáneo precoz o no afecta al embarazo.
2.
Embrionario 3a -8a semana
Comprende la formación de un
embrión primitivo (gástrula) con tres capas celulares a partir de las cuales se
forman todos los tejidos y órganos: el ectodermo, que da lugar al sistema
nervioso y los órganos especiales de los sentidos, como los ojos y los oídos;
el mesodermo, del que se derivan los huesos, los músculos, la sangre… y el
endodermo, que origina la capa que recubre la mayoría de los órganos internos.
Es un período altamente vulnerable. Todos los órganos y sistemas más
importantes del futuro bebé se encuentran en formación y pueden dañarse si el
feto se ve expuesto a enfermedades, como la rubéola, a las drogas, las
radiaciones, así como a sustancias químicas y tóxicas.
3.
Fetal, desde la 9a semana hasta el parto
El embrión es ya un feto, y en
esta fase crecen y maduran los tejidos y los órganos previamente formados en la
etapa anterior. Las alteraciones de este período suelen ser más leves y se
traducen usualmente en retrasos de crecimiento. Sin embargo, en algunas
ocasiones (aunque raramente), también puede haber otros problemas, como
alteraciones del proceso madurativo de algún órgano. Por ejemplo, una infección
tardía por citomegalovirus podría dejar secuelas en forma de déficit auditivos,
visuales o incluso neurológicos.
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